Anochecer en un país extraño I

| viernes, 6 de marzo de 2009


El cielo sin límites se asemeja a un océano. La falta de referencias nos da una sensación de libertad, pero también de soledad. La proximidad de la noche le otorga nuevos grados al vacío del corazón


El vapor no navega, está anclado y espera. sus tripulantes bajarán hoy a tierra y tendrán fiesta y vino, como siempre fue y será. Pero, dentro del casco de hierro, la historia sólo habla de trabajo.





Agua, mansa agua.






La vegetación de la isla divide las aguas y el Cielo, como en los antiguos mitos que intentan explicar el origen del mundo. Mitos más antiguos que la Biblia.

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